¿Cómo seremos las personas que brincamos en estos charcos?
¿Cuándo o por qué decidimos entrar en esas agencias?
¿Qué buscamos los que entramos a esos Supermercados?
¿Cómo seremos los que viajamos o nos subimos a este tren?
No sé si recuerden un viejo corrido revolucionario que empezaba diciendo: “Aquí hemos venido, porque hemos llegado los dos por distinto lado…”
Aunque creo que muy probablemente es por un mismo motivo que nos hemos subido (la mayoría) a este tren. Sí, a la locomotora del Match, del Tinder, del Pof, de fantasías, de lujurias, de etc., etc., que nos lleva y nos da la posibilidad de visitar muchos “lugares”, de visualizar muchos “paisajes”.
Este impresionante transporte Múlti-destinos, nos da la posibilidad de “viajar” en segundos a todos lados, nos da la posibilidad de “alegrarnos” la pupila al descubrir paisajes y parajes bellísimos… Aunque también nos produce el espanto, el horror y el disgusto por pasar por lugares que sus caminos nos resultan tortuosos, que su estética es agreste y molesta.
A mi me parece que con tanto lugar y con tantos distintos destinos turísticos (dado que hay mucho de donde escoger) puede dar la impresión o nos puede hacer pensar que podemos llegar al sitio maravilloso que uno siempre ha querido. Pero, también, dado que existe tanto paisaje, podemos caer en esa frase popular que nos indica el querer ser “Ajonjolí de todos los moles”. Por ello ¡Aguas! Debemos estar atentos y atentas, porque a pesar de tener tantas opciones, a veces podemos caer en esa otra frase tan popular y tan ordinaria, pero tan cierta, que dice: “A esta persona, ningún chile le acomoda”.
Y bueno, no sé si la mayoría de las personas que viajen por aquí sean así, (que no les acomoda nada) pero según mis apreciaciones (y posibles proyecciones) muchas personas se dan una cuerda enorme para ir a un determinado lugar; generan una inmensa ilusión para llegar a un destino turístico que idealizan esplendoroso; perfilan y diseñan la ropa que se van a poner, el bronceador que van a utilizar en esa playa de sus sueños… Y cuando llegan dicen: “¡Ahhh, tal vez esté más bonita la playa de al lado!” Y se van a la playa de al lado. Y ya que están en la playa de al lado, visualizan un barquito que los puede llevar a la bahía de enfrente, en donde creen que allá pueda haber una playita mejor. Y así, es el cuento de nunca acabar, como el cuento del gato con los pies de trapo y los ojos volteados al revés ¿Quieres que te lo cuente otra vez?
Les quiero compartir una leve reflexión, una interpretación sobre el porqué se ha diseñado este Tren. Lejos de agradecer a la tecnología y a las nuevas alternativas de comunicación, por poner a nuestro alcance esta fácil, rápida y cómoda forma de “viajar”, de hacer contacto con otros “lugares”, habría que considerar una intención perversa y mercantil de quienes, por su interés económico, descubren una de las necesidades existenciales que tenemos los seres humanos y que lejos de encaminarse a tratar de resolver esa necesidad, la ofrecen con “Bombos y platillos”, la alimentan generando la ilusión en las masas, con prototipos de un mundo feliz, instalados en lo inmediato, en lo rápido, en lo fenoménico, SIN PLANTEARNOS DE FONDO Y DE MANERA INTEGRAL LOS MOTIVOS DE LA EXISTENCIA.
Estas grandes empresas, juegan con una de las emociones y necesidades básicas del ser. Bueno, no sé si juegan, más bien utilizan, envuelven y manipulan a la necesidad gregaria que tenemos con “la otredad”, con la necesidad de AMAR, con la necesidad de expresar y DAR afecto, de tener placer, emoción, convivencia con alguien más… Y claro, con la necesidad que tenemos de RECIBIR lo mismo.
Cuando uno entra a esos sitios, sentimos que nos toman en cuenta, nos preguntan muchas cosas y entonces decimos que nos gustan cualquier cantidad de cosas y nos disgustaran otras tantas… ¡NOS DAN CHANCE DE EXPRESARNOS! Decimos que somos de una manera o somos de otra, que somos mejores, únicos, especiales y hasta “normales”. Queremos demostrar que tenemos talento y que somos sensibles, que lo que preferimos es “la neta” y que lo que hacemos nos hace felices y estamos muy bien… No lo sé, puede ser que todo sea verdad o que todo sea un deseo de ser… Pero bueno, todo vale, todo importa para establecer contacto y descubrir si la convivencia en “ese viaje” se puede dar. Aunque como digo, esas preguntas que se nos hacen al entrar, tal vez no sean para atendernos, sino para detectar QUÉ ES lo que necesitamos y seguir explotando esa necesidad. Y hacernos creer que somos parte de una gran asociación, aparentemente ¡NOS SATISFACE EL DESEO DE PERTENENCIA!
Son “agencias de viaje” expertas en ofrecerte el caramelo, en elaborarte cuestionarios y diagnósticos emocionales para señalarte empatías de carácter e indicarte en dónde o con quién puedes estar mejor. Sin darte las herramientas para que tú mismo vayas detectando tus necesidades, tu carácter, tu realidad y tu alcance; sin fortalecer nuestra diversidad de quehaceres y de distintas opciones que debemos tener para no vivir sólo en “el viaje”… Al contrario, al proporcionarte “aparentemente” todo, te ofrecen quimeras y fantasmas, te instalan en una órbita de poca reflexión, de inmovilidad y de “Confort”.,, y algo peor… Te generan adicción, TE GENERAN DEPENDENCIA. Ahhh, me acordé de dos títulos de novelas existenciales maravillosas: “La vida está en otra parte” y “La Ilusión viaja en tranvía” Ja. Tal vez para decir que no todo está aquí, en este “Tren”, en esas “Agencias”.
Y bueno, en estos viajes (los viajeros) nos comportamos de maneras muy particulares. Tal vez tengamos estilos diferentes para decir las cosas que queremos. Sí, tal vez las formas sean distintas, pero a fin de cuentas unos o unas con palabras bonitas, elegantes, profundas, sencillas, ordinarias o almibaradas, tratamos de decir que aquí estamos, dispuestas o dispuestos a establecer contacto, dispuestos a compartir con otra persona, emociones, sensaciones, vivencias, locuras, pasiones, situaciones que nos alienten para sentirnos mejor, para recuperar cosas que de alguna manera hemos perdido, para renovar el espíritu, para expresar y recibir afecto, para desarrollar e impulsar “la querencia”.
Tal vez muchas o muchos soliciten que les “den” y otros u otras personas están instaladas en “dar”… No sé, pueden ser muchas cosas, pero buscamos algo… algo que nos hace falta, algo que en nuestro transcurrir cotidiano no nos deja muy tranquilos o no nos permite sentirnos como quisiéramos. Falta de amor o exceso de soledad… No sé. El caso es que muchas personas que acuden a este sitio de “viajes”, entran como si fueran al supermercado, a buscar a la persona como si fuera una latita acomodada en el anaquel. Y de la misma manera, tú te colocas en el anaquel esperando a que alguien te seleccione y te suba a su carrito.
Y no sé, de pronto me pregunto o pienso si todas las personas requieren de andar en estas cosas. ¿Andarán por aquí los políticos, los arquitectos, los doctores, los maes….? Bueno, bueno, no es cuestión de profesiones, sino de hombres y mujeres que han (y es fea y dura la palabra que voy a decir) “fracasado” o han “caído” o no han podido mantenerse en armonía con su pareja, con su entorno, con la vida.
En fin… Y a ti ¿Por qué te interesó subirte a ese tren?